Por Carlos Medina


Haciendo un poco de retrospectiva con respecto a Dudamel, podemos decir que nació el 26 de enero de 1981 en la ciudad de Barquisimeto, Estado Lara. Entró al Conservatorio de Música a la edad de cuatro años.
Después de darse cuenta de que sus brazos no le alcanzaban para ejecutar el trombón, sus profesores y familiares lo instaron a que probara con el violín, instrumentó que tocó hasta que José Antonio Abreu, fundador del Sistema Nacional de Orquestas Juveniles e Infantiles de Venezuela y Embajador para la Música y la Paz por la UNESCO, descubrió su potencial como director. Convirtiéndose, con sólo 18 años, en 1999, en el director musical de la Orquesta Sinfónica de la Juventud Venezolana Simón Bolívar. Lo que continuó fue una carrera vertiginosa que le ha valido numerosos reconocimientos, y lo llevó ante orquestas reconocidas mundialmente como la Filarmónica de Berlín y la Orquesta Nacional de Suecia. En 2005 es galardonado con el Anillo de Beethoven en su primera edición, siendo el primer músico en toda la historia en recibir tal distinción. Firma contrato en agosto de 2005 con el sello disquero alemana DEUTSCHE GRAMMOPHON, conocida como una de las principales casas discográficas en materia de música académica. Debuta operísticamente en octubre de 2006 en el Teatro de La Scalla de Milán, con el clásico lírico Don Giovanni, con motivo del cierre del año Mozart.

En la sala se encontraban los solistas prestos a ensayar sus respectivas arias (solos): las sopranos Ivona Hossa e Izabela Klosinska, la contralto Agniesszka Rehlis, el tenor venezolano Idwer Álvarez repasando un aria basada en el pasaje de Florentino y El Diablo, del folklore venezolano; y el bajo Piotr Nowacki. La puesta en escena contó con la dirección estelar de Gustavo Dudamel junto a la entusiasta y excepcional Orquesta Sinfónica de la Juventud Venezolana Simón Bolívar y un coro de 400 voces, con un arreglo coral complejo, que llega incluso a dividirse en ocho voces, conocido como Las Puertas de Jerusalén, fue interpretada por la Schola Cantorum de Venezuela, la Cantoría Alberto Grau, el Orfeón Universitario Simón Bolívar y el coro Cantus Firmus, cuya preparación estuvo a cargo de la prestigiosa directora de coros María Guinand.

Podemos concluir, sin temor a equivocarnos, que la cita con Gustavo Dudamel fue una experiencia mágica, tan mágica como su batuta, con la cual ha dirigido, además de las prestigiosas orquestas nacionales e internacionales, los destinos de muchos jóvenes bajo su conducción y ejemplo, así como la devoción de sus seguidores, damas y caballeros de todas las edades y de los rincones más diversos del planeta: Caracas, Londres, Milán, Berlín, Suecia…en fin. Un ciudadano del mundo, un genio, un hombre excepcionalmente distinto, diverso…
Gustavo es el idolo de mi Hijo de nueve anos de edad quiere seguir tus pasos exitos te queremos
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