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jueves, 29 de enero de 2009

ALLENDE, LA MUERTE DE UN PRESIDENTE

reflexión política en clave teatral
¡Seis únicas semanas!

(Nota Especial)

Después de su polémico preestreno en noviembre de 2008, en conmemoración del centenario del nacimiento de Salvador Allende, llega a la Sala 1 del Celarg este agudo monólogo protagonizado por el primer actor Roberto Moll y dirigido por Luis Fernández que invita a revisitar la historia contemporánea del continente y a repensar su devenir actual

Contundente, polémica son palabras que resumen el impacto de Allende, la muerte de un presidente, sobrio y soberbio montaje del director Luis Fernández sobre el monólogo teatral del dramaturgo argentino Rodolfo Quebleen que, desde su estreno en inglés en abril de 2006, en el Theater for the New City, sala del circuito Off Broadway ubicada en el East Village de Manhattan, ha sido versionada en diversos países de América Latina, mostrando las horas finales del controversial mandatario chileno

Se trata de un trabajo pensado través de una perspectiva teatral conectada con la realidad de nuestros países y con la exaltación del oficio del actor y de la creación escénica. Gracias a esto, este montaje recibe las mejores críticas por parte de los diarios más prestigiosos de esa ciudad, como el New York Times que la ubicó como "una obra potente e imprescindible".

Luego del exitoso preestreno de la versión venezolana -cuyas cuatro funciones se celebraron en noviembre pasado en el marco del centenario del natalicio de Allende- y antes de emprender gira internacional, Caracas podrá acercarse a esta conmovedora pieza que cuenta con una impecable producción de Mimí Lazo en la que el primer actor Roberto Moll se luce en una inolvidable interpretación de Salvador Allende. Tal como la definiera el crítico E.A. Moreno Uribe: "Moll, como Allende, es estremecedor".

De acuerdo con Fernández, la idea de estrenar esta polémica pieza en Venezuela surge a raíz del éxito de su anterior montaje de corte político, “Golpes a mi puerta”, también producido por Lazo y dirigido por él, quien debutó como director con esta obra de Juan Carlos Gené. Ese montaje representó a Venezuela en el pasado Festival Iberoamericano de Bogotá, recibiendo ovaciones de público y crítica.

El estreno de la temporada contó con la visita del autor, el periodista argentino radicado en Nueva York, Rodolfo Quebleen.

“Con Allende, la muerte de un presidente, LAZO Producciones se ramifica de sus tradicionales y exitosas comedias para tocar nuevamente el tema político sobre la escena, por demás controversial y ajustado con precisión al momento histórico del país y del mundo, ahora de la mano de Quebleen y con la polémica figura del presidente chileno”, afirma este reconocido actor y escritor.

Debate necesario

En 1970, Salvador Allende se convierte en el primer presidente socialista de América electo democráticamente en elecciones libres. En 1973 es derrocado por Augusto Pinochet en uno de los golpes más sangrientos de la historia americana. En el año 2000, los restos de Salvador Allende son trasladados a Santiago de Chile y sepultados con honores. Ese mismo año, Pinochet es diagnosticado con demencia senil y no es capaz de enfrentar el juicio que se le abre por crímenes de lesa humanidad.

Allende, la muerte de un presidente, refleja las últimas horas de vida del presidente chileno, derrocado mediante un golpe militar el 11 de septiembre de 1973. Nunca quedó totalmente esclarecido si su muerte fue suicidio o un asesinato. Utilizando anécdotas y pasajes reales de la vida del Presidente, el texto de Rodolfo Quebleen intenta desarrollar qué pensó y cómo actuó el mandatario chileno en esos momentos, mientras la casa de gobierno La Moneda, era bombardeada y ardía y él contaba sólo con dos docenas de amigos para defenderse.

Para escribir este agudo texto teatral, Quebleen se basó en grabaciones, testimonios de sobrevivientes y en el propio archivo de la CIA, desclasificados en la era Clinton, dando lugar a una obra de verosimilitud sorprendente. Este escritor, quien empezó su carrera como periodista en los años sesenta, cuando tenía 14 años, se confiesa estudioso obseso de figuras como Salvador Allende y Evita Perón.

“Para mí siempre estuvo claro que él combatía contra molinos de viento que tenían nombre propio… Nunca vislumbré el desenlace, creo que a la propia historia le tomó por sorpresa y su actitud final hizo que el violento momento de ese 11 de septiembre quedara grabado en la historia, no sólo de Chile, que aún hoy, 35 años después, lucha por cicatrizar, sino del mundo. ¿Murió como presidente porque supo morir como hombre o viceversa?”, ha dicho el autor.


“Lo bueno de la historia es que tarde o temprano nos ofrece su juicio incuestionable. Es posible que los amantes de Allende encuentren a éste, plasmado en el escenario, menos idealizado en su humanidad. Sus detractores encontraran a un personaje que podrían seguir cuestionando, pero lo primordial es que basándonos en todos los documentos y grabaciones obtenidas de ese día, aunados a los documentos de la CIA, el Allende de mi obra es un hombre trascendido por su ideal de cambio. Un hombre que las nuevas generaciones, de cualquier postura política, necesitan conocer”, declaró a propósito de su estreno en Nueva York al crítico E. A. Moreno Uribe.

Allende, la muerte de un presidente cuenta con un probado equipo integrado por José Jiménez en el diseño de iluminación, Agustín Segnini como productor asociado y Elías Yánez en la producción general. La destacada Gladys Prince asume el rol de directora asistente, Luis Fernández, además de la dirección general, es responsable de la escenografía, diseño gráfico, diseño y edición de banda sonora.

Para Mimí Lazo, es un montaje dirigido tanto a amantes como a detractores de Allende, pero sobre todo, apuntado a que las nuevas generaciones conozcan con detalle los últimos instantes de la vida de un hombre que dividió la historia política contemporánea de Latinoamérica, para que cada quien saque sus propias conclusiones. Añade Fernández que con este trabajo buscan propiciar, como es el estilo que caracteriza al equipo Lazo-Fernández como trabajadores de la escena venezolana, “el debate respetuoso imprescindible para la construcción del país necesario”.

Las seis semanas de funciones de esta producción, del 22 de enero al 1 de marzo, se presentarán en la Sala 1 de la Casa Rómulo Gallegos, Celarg, ubicada en la avenida Luis Roche de Altamira, de jueves a sábado, a las 07:30 p.m, y los domingos , a las 06:00p.m. Las entradas, cuyo costo es Bs. 35 y 40, están a la venta en las taquillas del teatro.

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