Una perspectiva oceánica del arte en el Museo Afroamericano.
Libre como la liebre…Rendirse Jamás, pim pum pam Boom es el nombre de la exposición que, desde el pasado 25 de febrero, recoge la búsqueda más reciente de este artista plástico caraqueño cuyo trabajo se centra, principalmente, en la vigencia de la cultura africana en el Caribe.
Francisco Pinto es un hombre del Caribe, de la Venezuela del Caribe. Para comprender su obra hemos de comenzar con el mar, situarnos en una perspectiva oceánica: abrirnos al Atlántico y atar cabos de uno a otro continente, África, Europa, América.
Libre como la liebre…Rendirse Jamás, pim pum pam Boom., exposición abierta en el Museo de Arte Afroamericano de Caracas desde el 25 de febrero, refleja ese influjo.
“Libre como la Liebre surgió de textos de autores diversos que han explorado la presencia y huellas de la cultura africana entre nosotros, sobre todo de El Monte, de la etnóloga Lydia Cabrera que es el hilo conductor de esta individual. Aparte de Libre como la Liebre agregue algo lúdico, entre el pasado y el presente: Rendirse Jamás pim pum pam Boom “, comenta Pinto, quien emplea el arte como un medio para denunciar las injusticias existentes, especialmente aquellas provenientes de las estructuras sociales que confinan a las poblaciones negras en el Caribe.
“La imagen del “Cerco de los dientes”, del Canto IX de la Ilíada le permite a Pinto hilvanar la imaginería de la aflicción y la del poder, de manera inesperada, jocosa, lúdica. La voracidad del poder en este caso el colonialismo y la esclavitud, ha sido asociada con la figura de la devoración. Aimé Césaire retoma ese hilo y formula una pregunta desgarradora, ¿Nosotros, Vómito del negrero?”, apunta la psicólogo social Itala Scotto Domínguez sobre la muestra.
A esto, el artista de gran influencia pop art responde. La palabra impedida, se hace fluida, creadora. “El comienzo de todo comienzo de la palabra es la grulla coronada. El ave grulla coronada dice Yo hablo”. Francisco inventa sus libros de resistencia, crea libros-objeto en los cuales celebra al investigador académico que, aun en sordina, profundiza en realidades desatendidas.
Y es que Francisco Pinto lleva inscrita en su cuerpo la corona de los reyes del Kongo, la misma corona que Jean-Michael Basquiat utilizó como rúbrica. Se trata de la corona dorada que los reyes del Kongo adoptaron no para emular a los gobernantes europeos sino como parte de una reflexión acerca del poder y la legitimidad, suscitada a partir del dominio del reino de Portugal en África. Esta reflexión se dió como “Espacio de correlación”, concepto formulado por Cécil Fromont (2014) que me parece el más fértil para vislumbrar el sentido y la complejidad enorme de algunos procesos culturales.
De formación esencialmente autodidacta, Pinto estudió con el recordado artista plástico Juan Loyola mientras trabajaba como su asistente. A través de su arte aborda su historia y los estereotipos que los reprimen a través de una multitud de medios y recursos, que van desde la pintura y el dibujo a los collages multimedia y el montaje. Expresa que su aplicación del arte es un medio de comunicación en un lenguaje que está en constante evolución.
Libre como la liebre…Rendirse Jamás, pim pum pam Boom puede apreciarse de martes a domingo, entre las 10: 00 de la mañana a 5:00 de la tarde, en el Museo Afroamericano, en San Bernardino (Av. Occidente, frente a la redoma Eloy Alfaro, con inicio de la calle que conduce al Iesa).